Microbiota vaginal en la menopausia: el ecosistema íntimo del que nadie habla
Compartir
La menopausia marca una etapa de grandes transformaciones para el cuerpo femenino. Si bien se suele hablar de los sofocos, los cambios de humor o la sequedad vaginal, hay un aspecto fundamental que a menudo queda en la sombra: la microbiota vaginal. Este "ecosistema íntimo" juega un papel crucial en la salud de la mujer, y su alteración durante la menopausia puede impactar significativamente la calidad de vida.
¿Qué es la microbiota vaginal y por qué es importante?
La microbiota vaginal es una comunidad compleja de microorganismos, principalmente bacterias, que residen en la vagina. En mujeres premenopáusicas sanas, esta comunidad está dominada por bacterias del género Lactobacillus. Estos Lactobacillus son los "guardianes" de la vagina, produciendo ácido láctico que mantiene un pH vaginal bajo y ácido (entre 3.5 y 4.5). Este ambiente ácido es hostil para el crecimiento de patógenos, lo que protege contra infecciones.
Además de mantener el pH, los Lactobacillus también producen otras sustancias antimicrobianas y compiten por los nutrientes y los sitios de adhesión con bacterias dañinas. Esto refuerza la barrera protectora de la vagina, un escudo natural contra invasores indeseados.
La menopausia y la alteración de la microbiota vaginal
Con la llegada de la menopausia, la disminución drástica de los niveles de estrógenos es el principal motor de los cambios en la microbiota vaginal. Los estrógenos son esenciales para el mantenimiento del glucógeno en las células epiteliales vaginales. Este glucógeno, a su vez, es el alimento principal para los Lactobacillus.
Cuando los niveles de estrógenos bajan:
- Se reduce la cantidad de glucógeno disponible en las células vaginales.
- Esto lleva a una disminución en la población de Lactobacillus.
- Como resultado, el pH vaginal aumenta, volviéndose menos ácido y más alcalino.
Este cambio en el pH y la reducción de los Lactobacillus abren la puerta a un desequilibrio en el ecosistema vaginal. Otras bacterias que normalmente están presentes en menor cantidad, o incluso algunas que son patógenas, pueden proliferar. Este fenómeno se conoce como atrofia vaginal postmenopáusica o síndrome genitourinario de la menopausia (SGM), y sus síntomas pueden incluir:
- Sequedad vaginal: sensación de irritación, picazón o ardor.
- Dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia): debido a la sequedad y la inflamación de los tejidos.
- Aumento de la susceptibilidad a infecciones: como la vaginosis bacteriana (VB) o las infecciones del tracto urinario (ITU) recurrentes, ya que la barrera protectora natural se debilita.
- Picazón y ardor vulvovaginal.
¿Qué podemos hacer para cuidar nuestra microbiota vaginal en la menopausia?
Aunque la disminución de estrógenos es un proceso natural, existen estrategias para mitigar los efectos en la microbiota vaginal y mejorar la calidad de vida durante la menopausia:
- Hidratantes y lubricantes vaginales: Estos productos, especialmente formulados para la zona íntima, pueden aliviar la sequedad y el malestar, mejorando la comodidad durante las relaciones sexuales. Los hidratantes de uso regular ayudan a mantener la humedad de los tejidos. Consulta con tu farmacéutico o médico para elegir los más adecuados.
- Probióticos vaginales: Contienen cepas específicas de Lactobacillus que pueden ayudar a restablecer el equilibrio de la microbiota vaginal. Habla con tu profesional de la salud para saber si son apropiados para ti y qué cepas podrían ser las más efectivas.
- Higiene íntima adecuada: Evita los productos de higiene agresivos, los jabones perfumados y las duchas vaginales, ya que pueden alterar aún más el delicado equilibrio del pH y la microbiota. Opta por productos específicos para la higiene íntima con un pH neutro o ligeramente ácido.
- Estilo de vida saludable: Una dieta equilibrada, rica en fibra y baja en azúcares refinados, así como una hidratación adecuada, pueden contribuir a la salud general del organismo, incluyendo la microbiota. Incorporar actividad física regular también es beneficioso para el bienestar general.
La microbiota vaginal es un componente vital de la salud femenina que merece nuestra atención, especialmente durante la menopausia. Hablar abiertamente sobre estos cambios y buscar el consejo de profesionales de la salud es fundamental para entender y manejar los desafíos de esta etapa, asegurando una mejor calidad de vida.