¿En qué consiste el aumento de peso en la menopausia?

Durante la menopausia, muchas mujeres experimentan un cambio en la composición corporal: aumenta la grasa abdominal y disminuye la masa muscular, aunque la báscula solo marque unos kilos de más. Este aumento de peso en la menopausia no se debe únicamente a comer más, sino a un conjunto de factores hormonales, metabólicos y de estilo de vida que hacen que el cuerpo tienda a acumular grasa en la zona del abdomen. Además, los cambios de sueño, el estrés y la ralentización del metabolismo contribuyen a que sea más difícil mantener el mismo peso que antes.

¿Por qué ocurre durante la menopausia?

El aumento de peso en la menopausia se produce principalmente por los cambios hormonales que tienen lugar en esta etapa. La disminución de estrógenos y progesterona provoca que la grasa corporal tienda a acumularse en la zona abdominal y que el metabolismo se vuelva más lento, lo que significa que el cuerpo quema menos calorías incluso en reposo. A esto se suma la pérdida progresiva de masa muscular propia de la edad, que reduce aún más el gasto energético diario. Los trastornos del sueño, los sofocos nocturnos y la fatiga también influyen, ya que alteran la regulación de la glucosa y aumentan la resistencia a la insulina, lo que facilita que se gane peso con más facilidad. Además, factores emocionales como el estrés, la ansiedad o la irritabilidad pueden llevar a comer de manera menos saludable o a picar más entre horas. En conjunto, todos estos cambios explican por qué, aunque muchas mujeres mantengan la misma alimentación y rutina de siempre, notan que empiezan a ganar peso de manera más rápida durante la menopausia.

¿Qué lo agrava?

El aumento de peso en la menopausia puede intensificarse si se combinan varios factores del estilo de vida. El sedentarismo es uno de los principales responsables, ya que la falta de actividad reduce la quema calórica y acelera la pérdida de masa muscular. Una alimentación rica en ultraprocesados, azúcares y grasas poco saludables también favorece la acumulación de grasa abdominal. El estrés, la ansiedad y la falta de sueño elevan el cortisol, una hormona que estimula el apetito y el almacenamiento de grasa. Además, el consumo de alcohol y tabaco empeora el metabolismo y hace más difícil mantener un peso estable.

  • Ejercicio regular y combinado

    Alternar entrenamiento de fuerza con actividades cardiovasculares.

  • Alimentación equilibrada

    Basada en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables.

  • Dormir bien y manejar el estrés

    Aplicar técnicas de relajación y rutinas de sueño estables.

  • Beber suficiente agua

    Ayuda al metabolismo y reduce la retención de líquidos.

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Consejos nutricionales adicionales

En la menopausia, la clave no es comer menos, sino comer mejor. Es recomendable:

  • Priorizar alimentos ricos en proteínas (pescado, huevos, legumbres, carnes magras) para conservar la masa muscular.
  • Aumentar la ingesta de fibra para mejorar la saciedad y regular el tránsito intestinal.
  • Incluir grasas saludables como aceite de oliva, aguacate y frutos secos.
  • Reducir al mínimo el consumo de azúcares, refrescos y ultraprocesados.
  • Fraccionar las comidas en porciones moderadas para evitar picos de glucosa y hambre descontrolada.

Preguntas frecuentes

¿Es normal engordar en la menopausia?

Sí, es muy frecuente. Los cambios hormonales y metabólicos hacen que el cuerpo tienda a acumular grasa, sobre todo en el abdomen, incluso manteniendo la misma dieta y hábitos que antes.

¿Cuántos kilos se pueden ganar en la menopausia?

De media, las mujeres aumentan entre 2 y 5 kilos durante los primeros años de la menopausia, aunque en algunos casos puede ser más si no se cuidan la alimentación y la actividad física.

¿Qué alimentos favorecen el aumento de peso en la menopausia?

Los ultraprocesados, bollería, bebidas azucaradas, alcohol y comidas con exceso de grasas saturadas son los principales responsables de ganar peso.

¿Cuándo debo preocuparme por el aumento de peso en la menopausia?

Cuando el aumento es rápido o excesivo, se acompaña de cansancio extremo, hipertensión, glucosa alta o dolor articular, conviene consultar al médico para descartar problemas asociados.